Gran Guanche Audax Road

¿Es posible describir lo que sentimos cuando realizamos una prueba de 600 km con 14.000m de desnivel positivo que recorre 5 islas y nos obliga a tomar 4 barcos? En un mundo donde no hay lugar para el reposo, se nos exige una actividad constante que no deje de producir para esta sociedad hiperestimulada de la que recibimos cientos de estímulos al día. Estos luchan por captar nuestra atención, por ello llegamos a un punto de saturación del que necesitamos escapar y huir de la ansiedad que nos produce el vivir nuestro día a día.

En la Gran Guanche tenemos un único propósito que da la posibilidad, durante unos pocos días, de vivir al margen de la sociedad, compartimos el mismo espacio, pero nuestro tiempo es diferente. Aquí estiramos las horas hasta sus límites porque debemos seguir pedaleando sin mirar atrás, sin tener muy claro en qué día estamos ni cuánto tiempo llevamos despiertos.

Gran Guanche Audax es una prueba de ultradistancia sin asistencia, esto significa que no se puede recibir ayuda externa de ningún tipo, una carrera de ultraciclismo non stop, el crono se pone en marcha en la línea de salida y no se para hasta que se llega a la meta y, a la vez, es mucho más que cualquiera de esas dos cosas, porque la tradición Audax que lleva implícita permite que los participantes puedan rodar en pelotón, lo que la hace diferente del resto de pruebas self support a las que estamos acostumbrados. Es la oportunidad de pedalear día y noche con otras personas. Son las prisas por llegar a tiempo de coger el siguiente barco para llegar a la próxima isla y recorrer otro paraje completamente diferente sin habernos dado tiempo de asimilar el que hemos dejado atrás.

Foto Ventura Mendoza

¿Somos una extrañeza para las personas que viven en las islas que transitamos, tan acostumbradas a ver pasar por sus calles al extranjero? ¿Qué somos para ellas? ¿Somos una nueva forma de turismo que se desplaza en bicicleta y no contamina su territorio, concienciados de no dejar rastro a nuestro paso? Como grupo somos volumen en movimiento, una fuerza que reconstruye el paisaje, que se fusiona con él a su paso. Desde esos días nos unimos al fuego de Timanfaya y a las dunas de Corralejo y, a su vez, formamos parte de algo que nunca creímos posible encima de una bicicleta: somos mar en el Atlántico y noche en Tejeda, formamos parte de un Teide soleado y a la vez de su Parque Natural en neblina, donde el pico solo quiso saludar a los audaces más rápidos. Como ciclistas solitarios somos dudas y tenacidad, hambre y sueño, pero también ilusión y empuje, ganas por seguir avanzando, lucha contra el tiempo y sensatez ante las circunstancias.

Foto Raúl Santana

Más allá de esa soledad, somos una comunidad que trasciende lo deportivo, forjados en el calor del mediodía como las marcas de sol en nuestra piel y unidos en el frío de la noche estrellada, donde nos hablamos mutuamente para no quedarnos dormidos cuando lo difícil es seguir en pie, donde llamamos al que vemos refugiado de madrugada en una parada de guaguas para que se una a nuestro grupo y llegar juntos al siguiente embarque, donde nos acostamos en el suelo codo con codo apurando minutos de sueño antes de empujar nuestras bicis por la rampa del barco que está a punto de zarpar.

¿Son las pruebas de ultradistancia una validación de nuestro yo? No son más que una demostración de nuestro amor por el ciclismo, de unas ganas inmensas por pedalear, de forjar amistades existentes y comenzar otras nuevas. ¿Pero como ciclistas somos quienes conformamos el Audax?, Audax no es únicamente participar en la prueba, Audax son Dotwatchers que han estado horas en las carreteras viendo pasar a estos puntos de pantalla. Y, también,  personas que han estado de madrugada en la cumbre ofreciendo té caliente y comida a quién necesitó de su generosidad, que han refugiado del frío en su caravana a quienes arriesgaron demasiado y no pensaron que en Canarias pudiera hacer tanto frío a más de 2000m de altura. Dotwatchers que cogieron barcos para vernos llegar a La Gomera y saludarnos en la isla del Garajonay. Es una organización que ofrece el recorrido al que quiera venir a las islas sin importar la fecha en que lo haga y le brinda toda su ayuda para que pueda vivir la experiencia de la Gran Guanche.

Llevar nuestro cuerpo y mente hasta un estado de extenuación, donde el deporte hace mucho que dejó de ser saludable, es nuestra forma de coger fuerzas para poder volver sanos a la sociedad, para poder seguir viviendo en un día a día que nos consume. Haber podido escapar y bajarnos del mundo durante unos pocos días, haber dejado que la fatiga se apodere de todo sin ningún tipo de pudor, vaciar nuestro cuerpo y desconectar nuestra cabeza para llenarlas de lugares, paisajes, compañerismo, experiencias y, sobre todo, haber sentido que hemos vivido, saber que pase lo que pase de ahora en adelante, lo que hemos hecho ha valido la pena.

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